03 marzo 2012


EVALUACION DEL DESEMPEÑO DOCENTE EN LA EDUCACION  PRIMARIA Y SECUNDARIA.

            En la sociedad actual se han ido produciendo y exigiendo, de forma bastante acelerada, una serie de transformaciones sociales, culturales y económicas para responder a los requerimientos de los nuevos tiempos. En este sentido, el mundo de la educación ha sido una de las áreas más trastocadas y cuestionadas por su evidente falta de plasticidad para acomodarse y responder a las necesidades de formación de la sociedad.
            En un par de décadas nos hemos visto envueltos en una sociedad muy dinámica, ágil, diversa, consumista, desechable y exigente de efectividad y respuesta inmediata, lo que de alguna manera  ha impuesto la cultura de la evaluación por doquier. Ésta se ha transformado, en general, en un acto cotidiano al que constantemente nos vemos sometidos, a raíz de los sostenibles niveles de exigencias de eficacia y rapidez hacia el desenvolvimiento personal, profesional e institucional que se nos impone socialmente.
            En educación, igualmente envuelta en este fenómeno de evaluación constante, aun cuando históricamente el instrumento de medición ha sido este mismo proceso , focalizado exclusivamente en los aprendizajes de los estudiantes, ha extrapolado hacia otras dimensiones del hacer educativo.   
            Ya se ha evidenciado cómo los sistemas evaluativos han ido evolucionando, sufriendo variaciones que han decantado en la concepción de que la evaluación educativa no una medición de niveles o categorizaciones, sino un medio para recoger información relevante que promueva el aprendizaje y el mejoramiento continuo de las personas, los procesos y las instituciones. En un sentido amplio la evaluación debe estar al servicio del desarrollo de un sentido de responsabilidad compartida por la educación como bien público. Debe promover el compromiso con la educación de todos los actores, cada uno según su lugar y ámbito de acción (Bolívar, 2008).
Desde hace más de una década aproximadamente, quienes nos desenvolvemos en este mundo, nos hemos visto envueltos una y otra vez, desde distintos ámbitos a evaluaciones que en principio han sido difícil de digerir, entender y aceptar, ya que como decíamos antes, este proceso era propio de quienes tiene la categoría de estudiante. De esta forma, hoy nos debemos enfrenta a evaluaciones institucionales, directivas, docentes, de programas educativos, extra programáticos, entre otras no menos importantes, con el fin de propender al mejoramiento de la calidad de la educativa desde todos sus ejes.
            En este sentido, consideramos que la piedra angular de todo este andamiaje es el desempeño que cada docente desarrollo al interior de su aula, donde está el corazón de la formación.  Creemos que si los procesos de enseñanza y aprendizaje que implementan los docentes son de calidad, lo serán también por añadidura, las instituciones, los programas formativos y todo lo que sobreviene de ello. Por esto coincidimos con Bolívar (2008) quien manifiesta que hemos de repensar cómo se puede garantizar el derecho a una buena educación para todos si no hay arbitrados dispositivos para que escuelas y profesorado den cuentas (a sí mismos, a la comunidad o a la administración) de la educación ofrecida.
            A partir de esto es que los docentes debemos hacernos cargo de la relevancia de mantener ciertos niveles de efectividad en nuestra labor que otorgue sustento a un desempeño de calidad, y que así como evaluamos es pertinente también ser evaluados.
La experiencia ha evidenciado lo complejo de esto, pero sin embargo insistimos que es indispensable llegar a institucionalizar procesos consensuados de evaluación formativa de desempeño docente en el aula,  en los que primen objetivos claros, orientados al mejoramiento de las prácticas profesionales, de los aprendizajes de los alumnos y la mejora institucional.

En términos prácticos, existen a disposición una serie estrategias evaluativas que se pueden implementar, pero creemos que es muy pertinente el método de evaluación de la observación de aula en la que participen docentes, docentes directivos y los propios alumnos, de tal forma de reunir información multivisional para obtener opiniones de varios estamentos que enriquezcan el proceso, a través de la triangulación de la misma.
            En este proceso, los instrumentos de recogida de información pueden ser múltiples. Desde nuestro punto de vista sugerimos que puede ser muy adecuada la aplicación de una pauta de observación directa en aula con apoyo de algún recurso audiovisual como soporte evidencial para un posterior análisis.
En dicha pauta debe ser adecuada al nivel educativo de desempeño de los docentes, a quienes serán las personas que lo aplicarán y al contexto en que se realizará.
Por otro lado, es menester reiterar que como esta evaluación tiene un carácter formativo, es conveniente recomendar que los focos de atención se  centren en aquellas dimensiones y criterios que la escuela desee privilegiar en un momento determiando y no se intente abarcar de una vez todos los aspectos deseables que circunda una buena  práctica pedagógica.
            Según lo anterior, se sugiere que un instrumento de este tipo considere, como mínimo,  dimensiones e indicadores que tales como:

a.       DIMENSION
Planificación y organización de la enseñanza.
INDICADORES
-          Inicio y finalización de la clase según horario establecido.
-          Control de asistencia.
-          Coherencia secuencial de contenidos acorde a la programación plan de asignatura.
-          Organización de los alumnos para el trabajo según las actividades propuestas.
-          Claridad de la propuesta metodológica de la clase.

b.       DIMENSIÓN
Proceso enseñanza – aprendizaje.

INDICADORES
-          Comunicación de objetivos y metodologías de trabajo al inicio de la clase.
-          Conexión de contenidos con los de la clase anterior.
-          Retroalimentación permanente y positiva.
-          Consideración de conocimientos y experiencias previas de los estudiantes.
-          Dominio de los contenidos que enseña y competencias que desarrolla.
-          Fomento del desarrollo de competencias cognitivas, actitudinales y procedimentales.
-          Contextualización del proceso.
-          Promoción de la participación en clases.
-          Clima de trabajo que propicia aprendizajes, equidad, confianza, solidaridad, respeto.
-          Establecimiento de normas de convivencia.
-          Utilización de recursos didácticos y tecnológicos.
-          Utilización de estrategias metodológicas motivadoras.
-          Coherencia objetivos/actividades de clases.
-          Evaluación formativa permanente.
-          Estrategias de evaluación coherentes.
-          Cierre de clase.

c.       DIMENSION
Habilidades comunicacionales.

INDICADORES
-          Lenguaje y vocabulario apropiado y comprensible para el nivel.
-          Comunicación clara de instrucciones para el desarrollo de actividades.
-          Vinculación respetuosa y democrática con los estudiantes.
-          Empatía con los estudiantes.
          De igual manera, es necesario considerar algunos factores relevantes en el desempeño docente, que según el estudio realizado por Gutiérrez Cabrera (2010) influyen directamente en la calidad de la enseñanza. Estos son:

-          Aptitudes y habilidades docentes.
-          Métodos de planeación y estrategias didácticas.
-          Métodos y técnicas para la enseñanza.
-          Diversidad en la organización del aula.
-          Interacciones y actitudes positivas.
-          Altas expectativas de todos sus alumnos.
-          Habilidades en el manejo del aula.
-          Uso de recompensas y sanciones.
-          Proceso de evaluaciones en el aula.
           Los mencionados factores pueden ser considerados en la elaboración de una pauta de observación de aula como dimensiones generales, a las que contextualizadamente se le deben desarrollar sus indicadores.

BIBLIOGRAFIA.
BOLIVAR, A. (2008). Evaluación de la práctica docente. Una revisión desde España. Revista Iberoamericana de evaluación educativa. Consulta: 2 marzo de 2012. Disponible en: http://www.rinace.net/riee/numeros/vol1-num2/art4.pdf
GUTIERREZ CABRERA, E. (2010). Un modelo de evaluación del desempeño docente que contribuye en la mejora de la calidad de los servicios educativos. Congreso Iberoamericano de educación. Buenos Aires. Consultado: 03 marzo de 2012. Disponible: http://www.adeepra.org.ar/congresos/Congreso%20IBEROAMERICANO/EVALUACION/RLE3221Gutierrez.pdf

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