EVALUACION
DEL DESEMPEÑO DOCENTE EN LA EDUCACION PRIMARIA Y SECUNDARIA.
En la sociedad actual se han ido
produciendo y exigiendo, de forma bastante acelerada, una serie de
transformaciones sociales, culturales y económicas para responder a los
requerimientos de los nuevos tiempos. En este sentido, el mundo de la educación
ha sido una de las áreas más trastocadas y cuestionadas por su evidente falta
de plasticidad para acomodarse y responder a las necesidades de formación de la
sociedad.
En un par de décadas nos hemos visto
envueltos en una sociedad muy dinámica, ágil, diversa, consumista, desechable y
exigente de efectividad y respuesta inmediata, lo que de alguna manera ha impuesto la cultura de la evaluación por
doquier. Ésta se ha transformado, en general, en un acto cotidiano al que
constantemente nos vemos sometidos, a raíz de los sostenibles niveles de
exigencias de eficacia y rapidez hacia el desenvolvimiento personal,
profesional e institucional que se nos impone socialmente.
En educación, igualmente envuelta en
este fenómeno de evaluación constante, aun cuando históricamente el instrumento
de medición ha sido este mismo proceso , focalizado exclusivamente en los aprendizajes de
los estudiantes, ha extrapolado hacia otras dimensiones del hacer educativo.
Ya se ha evidenciado cómo los
sistemas evaluativos han ido evolucionando, sufriendo variaciones que han
decantado en la concepción de que la evaluación educativa no una medición de niveles
o categorizaciones, sino un medio para recoger información relevante que
promueva el aprendizaje y el mejoramiento continuo de las personas, los procesos y
las instituciones. En un sentido amplio la evaluación debe estar al servicio del desarrollo de un sentido de
responsabilidad compartida por la educación como bien público. Debe promover el
compromiso con la educación de todos los actores, cada uno según su lugar y
ámbito de acción (Bolívar, 2008).
Desde hace más de una década aproximadamente, quienes nos desenvolvemos
en este mundo, nos hemos visto envueltos una y otra vez, desde distintos
ámbitos a evaluaciones que en principio han sido difícil de digerir, entender
y aceptar, ya que como decíamos antes, este proceso era propio de quienes tiene
la categoría de estudiante. De esta forma, hoy nos debemos enfrenta a
evaluaciones institucionales, directivas, docentes, de programas educativos, extra
programáticos, entre otras no menos importantes, con el fin de propender al
mejoramiento de la calidad de la educativa desde todos sus ejes.
En este sentido, consideramos que la
piedra angular de todo este andamiaje es el desempeño que cada docente desarrollo
al interior de su aula, donde está el corazón de la formación. Creemos que si los procesos de enseñanza y
aprendizaje que implementan los docentes son de calidad, lo serán también por
añadidura, las instituciones, los programas formativos y todo lo que sobreviene
de ello. Por esto coincidimos con Bolívar (2008) quien manifiesta que hemos de repensar cómo se puede garantizar el derecho
a una buena educación para todos si no hay arbitrados dispositivos para que
escuelas y profesorado den cuentas (a sí mismos, a la comunidad o a la
administración) de la educación ofrecida.
A partir de esto es que los docentes
debemos hacernos cargo de la relevancia de mantener ciertos niveles de
efectividad en nuestra labor que otorgue sustento a un desempeño de calidad, y
que así como evaluamos es pertinente también ser evaluados.
La experiencia ha evidenciado lo complejo de esto, pero sin embargo
insistimos que es indispensable llegar a institucionalizar procesos
consensuados de evaluación formativa de desempeño docente en el aula, en los que primen objetivos
claros, orientados al mejoramiento de las prácticas profesionales, de los
aprendizajes de los alumnos y la mejora institucional.
En términos prácticos, existen a disposición una serie estrategias evaluativas
que se pueden implementar, pero creemos que es muy pertinente el método de
evaluación de la observación de aula en la que participen docentes, docentes
directivos y los propios alumnos, de tal forma de reunir información
multivisional para obtener opiniones de varios estamentos que enriquezcan el
proceso, a través de la triangulación de la misma.
En este proceso, los instrumentos de
recogida de información pueden ser múltiples. Desde nuestro punto de vista
sugerimos que puede ser muy adecuada la aplicación de una pauta de observación
directa en aula con apoyo de algún recurso audiovisual como soporte evidencial
para un posterior análisis.
En dicha pauta debe ser adecuada al nivel educativo de desempeño de los
docentes, a quienes serán las personas que lo aplicarán y al contexto en que se
realizará.
Por otro lado, es menester reiterar que como esta evaluación tiene un
carácter formativo, es conveniente recomendar que los focos de atención se centren en aquellas dimensiones y criterios
que la escuela desee privilegiar en un momento determiando y no se intente
abarcar de una vez todos los aspectos deseables que circunda una buena práctica pedagógica.
Según lo anterior, se sugiere que un
instrumento de este tipo considere, como mínimo, dimensiones e indicadores que tales como:
a. DIMENSION
Planificación y organización de la enseñanza.
INDICADORES
-
Inicio y
finalización de la clase según horario establecido.
-
Control de
asistencia.
-
Coherencia
secuencial de contenidos acorde a la programación plan de asignatura.
-
Organización
de los alumnos para el trabajo según las actividades propuestas.
-
Claridad
de la propuesta metodológica de la clase.
b. DIMENSIÓN
Proceso enseñanza – aprendizaje.
INDICADORES
-
Comunicación
de objetivos y metodologías de trabajo al inicio de la clase.
-
Conexión
de contenidos con los de la clase anterior.
-
Retroalimentación
permanente y positiva.
-
Consideración
de conocimientos y experiencias previas de los estudiantes.
-
Dominio de
los contenidos que enseña y competencias que desarrolla.
-
Fomento
del desarrollo de competencias cognitivas, actitudinales y procedimentales.
-
Contextualización
del proceso.
-
Promoción
de la participación en clases.
-
Clima de trabajo que
propicia aprendizajes, equidad, confianza, solidaridad, respeto.
-
Establecimiento
de normas de convivencia.
-
Utilización
de recursos didácticos y tecnológicos.
-
Utilización
de estrategias metodológicas motivadoras.
-
Coherencia
objetivos/actividades de clases.
-
Evaluación
formativa permanente.
-
Estrategias
de evaluación coherentes.
-
Cierre de clase.
c. DIMENSION
Habilidades comunicacionales.
INDICADORES
-
Lenguaje y vocabulario
apropiado y comprensible para el nivel.
-
Comunicación clara de
instrucciones para el desarrollo de actividades.
-
Vinculación respetuosa
y democrática con los estudiantes.
-
Empatía con los
estudiantes.
De igual manera, es necesario considerar
algunos factores relevantes en el desempeño docente, que según el estudio
realizado por Gutiérrez Cabrera (2010) influyen directamente en la calidad de
la enseñanza. Estos son:
-
Aptitudes y
habilidades docentes.
-
Métodos de planeación
y estrategias didácticas.
-
Métodos y técnicas
para la enseñanza.
-
Diversidad en la
organización del aula.
-
Interacciones y
actitudes positivas.
-
Altas expectativas de
todos sus alumnos.
-
Habilidades en el
manejo del aula.
-
Uso de recompensas y
sanciones.
-
Proceso de
evaluaciones en el aula.
Los mencionados factores pueden ser considerados
en la elaboración de una pauta de observación de aula como dimensiones
generales, a las que contextualizadamente se le deben desarrollar sus indicadores.
BIBLIOGRAFIA.
BOLIVAR, A. (2008). Evaluación de la práctica docente. Una revisión desde España. Revista
Iberoamericana de evaluación educativa. Consulta: 2 marzo de 2012. Disponible
en: http://www.rinace.net/riee/numeros/vol1-num2/art4.pdf
GUTIERREZ
CABRERA, E. (2010). Un modelo de evaluación del desempeño docente que contribuye en la mejora
de la calidad de los servicios educativos. Congreso
Iberoamericano de educación. Buenos Aires. Consultado: 03 marzo de 2012.
Disponible: http://www.adeepra.org.ar/congresos/Congreso%20IBEROAMERICANO/EVALUACION/RLE3221Gutierrez.pdf
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