Sin
querer restar importancia a la responsabilidad que nos compete como docente en
el desarrollo de nuestras clases, nos inclinamos por afirmar que esto no tiene
que ver sólo con la acción directa del docente en el aula, sino además de la existencia
de una serie de circunstancias y situaciones externas que se pueden considerar,
como causa colaterales, de ello y que tienen que ver con el acceso y
disponibilidad de recursos de los centros, las condiciones socioculturales y
afectivas de los estudiantes, la carga horaria de los profesores, el tiempo
disponible para la preparación de las clases, entre otras no menos importantes.
Sin embargo, cada centro educativo,
independientemente de nivel que atienda, debe ser capaz de articular procedimientos
eficientes para promover el mejoramiento continuo de las prácticas pedagógicas
en el aula, ya que éstas son el núcleo de la labor educativa y de las cuales
depende la calidad de los aprendizajes de nuestros estudiantes. En relación a esto,
tanto los equipos directivos como los docentes debemos tener un alto sentido del
compromiso con la formación de nuestros estudiantes y responsabilizarnos de los
aspectos relevantes que representa nuestro trabajo diario, contribuir al
mejoramiento de la enseñanza e involucrar a los estudiantes en sus
aprendizajes.
En este sentido, creemos que un
procedimiento muy adecuado para este fin es la observación del desempeño en el aula, como una técnica que puede ser llevada a cabo de diversas
maneras junto a la aplicación de una pauta
de observación.
De acuerdo a lo anterior, se siguiere que una
alternativa bastante eficiente sería la realización formativa y constructiva de
una observación en 360°, cuyo objetivo pretenda favorecer la puesta en práctica
del desarrollo de competencias de los docentes. Para esto es aconsejable que
ella participe un docente par, un
miembro del equipo directivo o Director, los alumnos y el propio docente
a través de una autoevaluación. De esta forma, se podrán contrastar y
triangular la información recogida de cada uno de los observadores, lo que otorgará
a las interpretaciones y conclusiones una consistencia más holística. Sin embargo,
para ello es necesario tener en cuenta que hay
que informar tanto a los observadores como los participantes de: a) objetivos
que se pretenden con la evaluación de 360°; b) cómo se utilizara la información
obtenida; c) cómo cumplimentar el cuestionario; d) cómo se calculan los
resultados; e) cómo se garantiza el anonimato de los observadores si se da el
caso. (Bisquerra et al, 2006).
De esta forma se podrá realizar una suerte
de investigación evaluativa que nos
aporte información fidedigna para la toma de decisiones orientadas al
mejoramiento del desempeño de los docentes en el aula, orientada a evaluar las
competencias de una persona (participante) utilizando varias fuentes
(observadores) que permitan:
a-
Auto-descripción de sus competencias.
b-
Descripción de sus competencias realizada
por otra persona
c-
Una presentación de estas informaciones
que permitan tanto la comparación de estas descripciones entre sí, como su
auto-descripción. (Lévy-Leboyer 2000 en
Bisquerra)
Por ello valoramos las ventajas de esta técnica identificadas por
Lévy-Leboyer, en relación a que:
-
Las observaciones son más realistas que el auto-informe.
-
Es importante saber cómo nos perciben los demás, tengan o no razón, ya
que la percepción de los demás influye en el propio comportamiento.
-
Si la opinión de los demás es inexacta, conviene saberlo, pensar en los
motivos que explican estos errores perceptivos y rectificar para que su opinión
sea correcta. (Lévy-Leboyer
2000 en Bisquerra, 2006) .
Por otro lado, siguiendo a Marshall y
Rossman, la observación la definiremos
como “la descripción sistemática de
eventos, comportamientos y artefactos en el escenario social elegido para hacer
el estudio” (Marshall
& Rossman en Kawulich, 2005) , y en esta misma
línea, la observación en aula como técnica de indagación, que según
María Teresa Martínez y otros (2009), es una práctica para recoger información
in situ y que “En general la observación
de aula como técnica de indagación e investigación docente, se entiende como
una actividad cuyo propósito es recoger evidencia acerca de los aspectos
involucrados en el proceso de enseñanza y aprendizaje en el contexto en que se
ejerce” (Martínez,
2009) .
Por ello, para desarrolla esta actividad es
necesario contar con una pauta de
observación, que contenga una relación de acontecimientos concretos y una
valoración con códigos pre-establecidos que indiquen el grado de presencia de
la conducta del objeto de estudio. De esta manera, se llegará a determinar con
alto grado exactitud lo que se va a observar, con precisión y sin ambigüedades,
ya que cada constructo se debe valorar en términos de conductas observables en categorías
o indicadores.
Según lo anterior, coincidimos en que la
observación en aula es un medio muy conveniente para indagar acerca de las
conductas y actuaciones de los docentes. Sus ventajas así lo fundamental al
considerarse que proporciona a los
investigadores métodos para revisar expresiones no verbales de sentimientos, determina
quién interactúa con quién, permite comprender cómo los participantes se
comunican entre ellos y verifica cuánto tiempo se está gastando en determinadas
actividades. (Kawulich, 2005)
Por otro lado, considerando que ninguna
estrategia es infalible, esta tampoco lo es, por cuanto posee algunas
limitaciones que es conveniente considerar y que radican en que el problema principal de la observación es
el observador, ya que tiene que tener conocimiento competente de que observa y de
su significado; otro problema es el efecto de reactividad, vale decir, el
observador puede influir en los objetos de su observación por el sólo hecho de
ser parte del escenario. Especialmente cuando es una observación breve. (Martínez, 2009) .
Una pauta de observación por su parte,
debe contener como objetivo principal la promoción en el mejoramiento continuo
de las prácticas pedagógicas en el aula de manera formativa y constructiva.
Según el Marco para la Buena Enseñanza del
Ministerio de Educación de Chile (2011) algunos dominios y dimensiones a
considerar en una buena práctica docente en el aula tienen que ver con:
1. Preparación de la enseñanza
1.1.Domina los contenidos de las disciplinas que enseña y
el marco curricular nacional.
1.2. Conoce las características,
conocimientos y experiencias de sus estudiantes.
1.3. Domina la didáctica de las
disciplinas que enseña.
1.4.Organiza los objetivos y contenidos de manera
coherente con el marco curricular y las particularidades de sus alumnos.
1.5. Las estrategias de evaluación
son coherentes con los objetivos de aprendizaje, la disciplina que enseña, el
marco curricular
2. Creación de un ambiente propicio para la enseñanza.
2.1.Establece un clima de relaciones de aceptación,
equidad, confianza, solidaridad y respeto.
2.2. Manifiesta altas expectativas
sobre las posibilidades de aprendizaje y desarrollo de todos sus alumnos..
2.3. Establece y mantiene normas
consistentes de convivencia en el aula.
2.4.Establece un ambiente organizado de trabajo y dispone
los espacios y recursos en función de los aprendizajes.
3. Responsabilidades
profesionales.
3.1.El profesor reflexiona sistemáticamente sobre su
práctica.
3.2.Construye relaciones profesionales y de equipo con sus
colegas.
3.3. Asume responsabilidades en la
orientación de sus alumnos.
3.4. Propicia relaciones de
colaboración y respeto con los padres y apoderados.
3.5. Maneja información actualizada
sobre su profesión, el sistema educativo y las políticas vigentes.
4. Enseñanza para el aprendizaje
de todos los estudiantes.
4.1.Comunica en forma clara y precisa los objetivos de
aprendizaje.
4.2. Las estrategias de enseñanza
son desafiantes, coherentes y significativas para los estudiantes.
4.3.El contenido de la clase es tratado con rigurosidad
conceptual y es comprensible para los estudiantes.
4.4. Optimiza el tiempo disponible
para la enseñanza.
4.5.Promueve el desarrollo del pensamiento.
4.6.Evalúa y monitorea el proceso de comprensión y apropiación
de los contenidos por parte de los estudiantes.
Finalmente, debemos tener presente que
aspirar a realizar en una sola observación de aula todo los aspectos que comporta
una buena práctica docente es un imposible, por cuanto es recomendable elaborar
dicho instrumento de manera consensuada con quienes serán objeto de observación
y considerar la coherencia de ella con los objetivos institucionales y el proyecto
educativo del centro.
Referencias Bibliográficas
Bisquerra, R., Martínez, F., Oboils, M., Pérez,
N.(2006). Evaluación de 360º: una
aplicación a la educación emocional. Revista
de Investigación Educativa , 187-203.
Kawulich, B. (2005). La observación participante como
método de recolección de datos. Forum: Qualitive social research. vol. 6. nº 2. art 43 , 4-32.
MINEDUC (2011). Marco para la buena enseñanza. Consultado
el: 14 de febrero de 2012. Disponible en http://www.aep.mineduc.cl/images/pdf/2011/MBE2008_logo2011.pdf
Martínez, M. T. (2009). La
observación de aula.
Recuperado: 12 de marzo de 2012. disponible en:
http://www.cmvalpo.cl/contenidos/noticias/2009/observacion.enaula.htm
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